¿Por qué en Costa Rica 'todo' es más caro?

"San José se volvió más costosa en el último año y es más cara que Berlín, Madrid y Barcelona".

POR: CARLOS CORDERO para el sitio -El Financiero CR-

El otro día, en esas conversaciones que se arman de pronto en el gimnasio, alguien decía que hacía un viaje al año, solo se llevaba una maleta con una o dos mudadas y en Estados Unidos conseguía la ropa que necesitaba para el año. Se la traía en una valija nueva (que luego vendía aquí a precio de ganga).
– ¡En Costa Rica es demasiado caro! — aseguraba a quién quería escucharlo.
Hace pocas semanas una argentina, que pasó acá una semana para asistir a una actividad empresarial, me comentaba también que había encontrado muy caro todo en nuestro país.
Comparamos el precio de una taza de café negro (haciendo el mismo ejercicio como cuando se ve el valor de una moneda por el precio de una Big Mac) y vimos que en una cafetería decente en San José costaba tanto como en Buenos Aires, que no es precisamente una ciudad de bajo costo.
¿Será así? ¿Seremos tan caros? ¿O es simple quejadera de uno?
El viernes anterior me contaba un amigo que un día quería comprar unos guantes para motociclista. Pasó a una tienda en San José y le cobraban ¢22.000. Se midió varios tamaños y modelos. Vio cuál le quedaba bien. En Internet le salían por el equivalente de ¢10.000. 
También le pasó con un reloj de marca Invicta. Aquí le costaba entre ¢150.000 y ¢180.000. Hizo memoria, no precisaba cuánto exactamente, pero recuerda que por ahí andaba el precio local. En Internet lo encontró en una oferta: $63 (unos ¢34.000 redondeando para arriba).
Lo que él hace es usar los servicios de una empresa de casilleros, Aeropost. Cuando alguien viaja a EE.UU. le hace encargos.
Si puede va a Panamá. Allá, entre otras muchas cosas, la última vez compró unos zapatos Timberland: tres pares por unos ¢100.000. Eso lo recuerda mejor, pues asegura que aquí en San José le costaban ¢92.000... solo un par.
Evidentemente uno no esperaría que los precios sean "igualiticos" a otros países.
Hay costos que deben ser muy distintos entre un país con un canal, dos mares, varios cables submarinos cruzando y miles de buques pasando al año, que en un país como el nuestro encerrado en las montañas del Valle Central.
Sin embargo, no es el único país de la región al que "superamos".
Comentando este post con una colega, me contó que en un reciente viaje a Lima, Perú, encontró también precios muy bajos en la ropa, casi precios de una tienda de ropa americana pero de más calidad.
Claro está, no estamos hablando de productos de lujo, que es un tema aparte y tiene precios aparte.
En los artículos de uso común, en algunos mercados como EE.UU. las empresas de venta al detalle hacen ofertas, promociones y descuentos en forma casi permanente.
Parte del margen que obtienen proviene de la inversión tecnológica que realizan, la cual les ayuda a bajar costos operativos. También sacan la mercadería de las fábricas del Tercer Mundo. Pero lo mismo, o casi lo mismo, encontramos acá. Excepto en el precio.
En un viaje a Austin, Texas, después de un seminario de varios días en la universidad de esa ciudad hace tres años, acompañé a una colega a comprar una tableta en la tienda de Apple ubicada en un centro comercial que parecía un pueblito del Viejo Oeste.
Ella prefería comprarla allá, porque sencillamente era más barata. El precio valía el riesgo de traerlo y perder la garantía.
Ahí se le pagaba directamente al vendedor, que andaba con un lector de tarjetas de crédito en su propia tablet. Ni caja había instalada. No la necesitaban ya. Se ahorraban ese costo.
En ese mismo centro comercial había una tienda deportiva que vendía camisetas y pantalonetas para corredores, de una reconocida marca, con precios que me parecían de mentira: unas prendas a $10 (unos ¢5.358 al tipo de cambio de hoy) y otras a $20. En una tienda en Costa Rica la ropa de esa marca simplemente se vende tres veces más caras.
Hablando de Apple: en su página el iPhone 6S tiene un precio de $549, pero aquí cuesta $849. Pregunté a iCon del porqué y no me respondieron la consulta (se las envié el 21 de julio recién pasado).
En Grupo Monge me confirmaron que, efectivamente, las diferencias de precios obedecen a las estrategias de mercado implementadas en países desarrollados y a políticas de venta establecidas por los fabricantes. También, a variables en materia de aranceles y logística.
Gabriela Apuy, gerente de mercadeo de JetBox, resaltó que la "gran diferencia de precios" se debe a los "descuentos relevantes" que el comercio de EE.UU. aplica constantemente en ciertas fechas y temporadas. Me hizo la lista de esas ocasiones y sería largo de contarla aquí: aprovechan cualquier momento "especial".
Salir del país implica que hay que cubrir los costos de pasajes, migración, traslados y estadía en EE.UU. Aun así hoy se tienen más posibilidades para viajar que hace unos años y constantemente uno ve conocidos que andan de viaje.
Incluso en Facebook es normal ver que alguna amistad pregunta si alguien anda o viaja pronto a algún lado, para que le traigan algo que requiere.
Hay gente que tiene su viaje anual de compras planificado antes de Navidad, en la época de las ofertas del Día de Acción de Gracias, el Black Friday y el Cyber Monday.
Por supuesto, en especial para quienes no viajan, las ofertas también se pueden disfrutar en las compras a través de Internet, con la ventaja de que la mayoría de las veces hay más disponibilidad (stock) y que en la web hasta es posible encontrar mejores precios que en las tiendas de EE.UU.
Así una camisa Polo para adulto puede encontrarse con un precio regular de $59,50 en Internet, afirma Apuy. Esos son unos ¢32.000. En una promoción (como la de Amazon Prime) se puede hallar a $11,27 (¢6.050). Traerla con este precio de oferta saldría por un total de $32,61 (¢17.470).
Suena bien.
Dígamos que si el precio local es el doble que en EE. UU., casi que uno podría pensar "que hay cierta razonabilidad". Ojo que lo digo entrecomillado, dando el beneficio de la duda. Pero, ¿tres veces o cuatro veces más caro es razonable?
Un compañero necesitaba unos respuestos para su cacharrito. Eran dos piezas que tenía que adquirir juntas por fuerza. Aquí le cobraban ¢80.000 por cada una. En eBay las conseguía por solo $45 (¢24.109)... las dos.
Hay áreas donde uno sabe que los precios son altos en Costa Rica por la demanda que genera el turismo y los residentes que vienen de Europa, EE.UU. y otros países con poder adquisitivo: bienes raíces, hoteles de playa, restaurantes. Es la ley del mercado con sus elasticidades de oferta y de demanda (microeconomía básica).
También se sabe que el precio del metro cuadrado en un centro comercial y en algunas zonas céntricas afecta el costo de operación y el precio al consumidor.
Pero, sí, somos un país caro.
No es una percepción. Según la consultora MercerSan José se volvió más cara en el último año: pasó del puesto 110 en el 2015 a la posición 94 en el ranking de ciudades de mayor costo de vida a nivel global. En América Latina es la quinta ciudad más cara.
(Lo que no coincide con la inflación y el costo de la canasta básica que nos dan el Banco Central de Costa Rica y el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, por cierto.)
De acuerdo a ese ranking, vivir en San José es más caro que en Berlín (100), que en Detroit (103), que en Madrid (105), que en Barcelona (110)...
(¿Dónde está el emoji de terror en este teclado?)
La más cara de América Latina es Buenos Aires, pese a hacerse abaratado (a nivel global pasó de la posición 19 a la 41).
Precisamente Mercer indica que en la capital argentina una tasa de café costaba $2,80, unos ¢1.503. Ese precio es similar al que encontramos en muchas cafeterías en los alrededores de San José de la Boca del Monte.

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